Loba, el emotivo drama que resucita la figura de la legendaria actriz Bette Davis
Carlos Arévalo
En un alarde de originalidad y vanguardia, se ha creado un holograma de Fernando Fernán Gómez para dar la bienvenida al público al teatro que lleva su nombre y ofrecer a continuación, su programación correspondiente. En esta ocasión le tocaba el turno a Loba, un hermoso texto escrito y dirigido por Juan Mairena e impecablemente protagonizado por Mélida Molina a la que acompaña un magnífico Jorge Varandela que alterna sus actuaciones con Carlos Troya.
A partir de dos episodios reales, se desarrolla esta historia a modo de emotivo recuerdo a la gran diva norteamericana Bette Davis que adoraba España y a la que en un tiempo ya olvidado, en nuestro país apodaban «loba». Así se tituló también una de las películas que protagonizó a lo largo de su dilatada carrera. Uno de aquellos capítulos fue la despedida definitiva de la célebre estrella de Hollywood en el Festival de Cine de San Sebastián de 1989. El otro, el anuncio que publicó en el periódico Hollywood Reporter en 1962 para buscar trabajo a pesar de haber sido una de las actrices más famosas de su tiempo y ganadora de dos premios Oscar. Decía así:
«Madre de tres hijos de 10, 11 y 15 años, divorciada. Estadounidense. Treinta años de experiencia como actriz de cine. Conservo movilidad; más amable de lo que dicen. Se ofrece para trabajo estable en Hollywood (experiencia en Broadway). Bette Davis».
Con una puesta en escena sencilla pero apropiada para crear el ambiente idóneo, este montaje que incorpora también varias proyecciones que ayudan a situar al personaje, nos presenta a una madura Bette Davis en el ocaso de su vida artística cuando la falta de ofertas laborales comenzaban a hacer mella en su ánimo. Aprovechando su visita al citado periódico, entabla una amena conversación con el guionista Lukas Heller que, tras varios intentos, consigue mostrarle su guion ¿Qué fue de baby Jane?, papel que finalmente ella terminaría aceptando.
Durante este encuentro mágico, Mélida Molina resucita y encarna el espíritu de aquella mujer solitaria y adicta al trabajo que fracasó en la vida pero triunfó sobre las tablas y en la gran pantalla a partir de los años veinte del pasado siglo. Los ademanes y la pose de diva antigua que tenía la Davis, su delicadeza al fumar un cigarrillo o al sostener una copa, la risa algo alocada y su siempre enigmática e inquietante mirada, son algunos de los rasgos más identificativos que Molina emula con acertada eficacia.
Loba repasa además la trayectoria vital de la intérprete narrando en primera persona sus días de vino y rosas y también los inevitables baches personales y profesionales. Recalca, por ejemplo, la diferencia entre las actrices de raza que proceden del teatro como ella -que había triunfado en Broadway- y las que nunca han pisado un escenario antes de ponerse ante una cámara. Cuenta la relación, a veces entrañable y otras tormentosa, con compañeras como Joan Crawford, Jean Harlow, Greta Garbo o Peg Entwistle la infortunada actriz que se tiró al vacío desde la letra H del famoso cartel de Hollywood sito en la colina Monte Lee. También hay ocasión para recordar a algunos actores con los que trabajó como Henry Fonda, Joseph Cottens o Errol Flynn entre otros, así como sus cuatro matrimonios fallidos, el amor frustrado por William Wyler o los principales largometrajes de su filmografía como Eva al desnudo, Cautivo del deseo, La carta, Jezabel, Peligrosa, Amarga victoria o La extraña pasajera donde los personajes de mala y antipática que generalmente rechazaban otras actrices, para ella supusieron todo un reto y la clave de su éxito.
Esta propuesta dramática representa también una puesta en valor del talento y el sacrificio necesario para dedicarse al oficio de cómico así como una dura crítica al deshumanizado y siempre ingrato star system denunciando el ostracismo al que se relega injustamente a las mujeres a partir de su madurez, cuando apenas reciben propuestas laborales con papeles a su altura. Se trata, en definitiva, de un merecido homenaje al cine clásico y concretamente a Bette Davis, como una artista adelantada a su época, libre, temperamental y firme defensora de los derechos de la mujer que fue, además, la primera en presidir la Academia Cinematográfica Americana aunque dado su indómito carácter solamente durara dos días en el cargo. Genio y figura de un mito, digno de evocar y recuperar.
Loba se puede ver en la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez de Madrid (Plaza de Colón, 4) hasta el 26 de octubre de 2024. Más información y venta de entradas en: https://www.teatrofernangomez.es/actividades/loba
Valoración personal sobre 5: 🎭🎭🎭🎭