Carlos Arévalo
La vida en Madrid se hacía en los cafés. Sí, en la Puerta del Sol y alrededores, las decenas de cafés existentes fueron durante más de un siglo, lugar de reunión y tertulia de escritores, poetas, intelectuales y anónimos clientes con inquietudes artísticas. Pero aquellos establecimientos lamentablemente desaparecieron y con ellos su espíritu bohemio, magnético e inspirador. Si alguno queda hoy, desde luego nada tiene que ver con lo que fueron entonces y mucho menos con los ilustres ciudadanos que se sentaron en torno a sus veladores de mármol.
Ahora una exposición titulada Los cafés literarios de Madrid. El café de Pombo y comisariada por el investigador Vicente Sáez nos permite, aunque sea fugazmente, regresar a aquellos ambientes e incluso conocer la recreación de uno de los cafés más célebres de todos, la botillería de Pombo donde en su «sagrada cripta», el genial escritor don Ramón Gómez de la Serna a quien todos conocían sencillamente como RAMÓN, pontificaba cada sábado por la noche bajo el cuadro en el que su buen amigo Solana inmortalizó en 1920 a los principales protagonistas de aquellas irrepetibles veladas literarias.
Actas originales, fotografías, dibujos, reproducciones de cuadros, grabados y otros interesantes documentos son parte del material reunido para esta muestra en la que se realiza un ameno recorrido desde los antiguos mentideros -espacios públicos al aire libre donde los madrileños se congregaban para conocer los últimos rumores- hasta los cafés más populares de los siglos XIX y XX como el de La Montaña, el Lisboa, el Levante o el citado Pombo.
Este viaje a la época dorada de nuestros entrañables y extintos cafés y sus protagonistas es de obligada visita para todo madrileñista que se precie además de para cualquier visitante que sienta cierta curiosidad por conocer un período imprescindible de nuestra Cultura que, visto el pasotismo y la ignorancia reinante, mucho me temo que no tiene pinta de volver a repetirse ni por asomo.