El fabuloso yate Azor cuando era propiedad del Estado español, navegando frente a la ciudad de Santander. |
Carlos Arévalo
Pregunté recientemente a
varias personas de mi generación si sabían qué era El Azor además de un ave
y no les sonaba de nada. Por ello, he decidido recoger hoy su historia. El
general Franco utilizó oficialmente
dos barcos de recreo durante su mandato, ambos con el nombre de Azor, para
navegar por aguas españolas. El primero lo disfrutó apenas dos años desde 1947
a 1949, momento en el que otra embarcación más grande e imponente lo sustituyó.
El propio caudillo llamaba El Azorín
al primer yate por ser más pequeño, aunque tenía 31 metros de eslora y 5,65 de
manga.
El primer Azor, apodado Azorín, que todavía se conserva hoy, fue utilizado por Francisco Franco hasta 1949. |
El primer Azor
El Azorín fue construido en Alemania a mediados de los
años veinte con madera de roble con destino a la Marina de Prusia y adquirido finalmente por unos ingleses. Su nombre
original fue Margarette & Dorothea.
En el año 1935 el Marqués de Cubas se lo compró al Alcalde de Londres para utilizarlo en San Sebastián y
lo rebautizó como Loly II pero tras
el estallido de la guerra civil en el 36, el gobierno vasco se lo confiscó,
usándolo hasta que terminó la contienda con el nuevo nombre de Severiano Asarta. De nuevo en manos de
su propietario, en 1945 lo vendió a la Armada española que lo puso a
disposición del Jefe del Estado a partir del año 47 con el nombre oficial de
Azor.
En el verano de 1948
dicha embarcación fue el escenario del histórico encuentro entre Franco y Don Juan de Borbón a unas millas de San
Sebastián. Con la entrada en servicio del nuevo Azor, aquel primer barco pasó a
hacer misiones de vigilancia. Fue dado de baja en 1982 y vendido al chatarrero
gallego Pedro Rico por más de
500.000 pesetas. Después tuvo un par de dueños holandeses hasta que, conservado
en perfecto estado y dotado con dos nuevos motores Rolls Royce fue atracado en el puerto de Amsterdam y se puso definitivamente
a la venta en 2005 por 1,5 millones de euros.
Franco y Don Juan de Borbón en la histórica reunión que mantuvieron en 1948 a bordo del primer Azor. |
Un barco polémico
La historia del segundo
Azor fue más larga aunque con un final desastroso. Construido por Astilleros Bazán fue botado en 1949 y
amadrinado por la recientemente fallecida Carmen
Franco, única hija del dictador.
Tenía más de 40 metros de eslora y 7 de manga y un par de cañones arponeros en
su origen. Las paredes eran de madera de fresno y raíces de sicomoro egipcio.
Sirvió como yate de
recreo de Franco durante 26 años. Allí el
generalísimo disfrutaba de su familia y de sus invitados, dedicando largas
jornadas a la pesca, una de sus aficiones más conocidas. Principalmente
capturaba atunes aunque según cuentan
las crónicas de entonces, el 1 de septiembre de 1958, llegó a pescar un cetáceo
de 16 metros de largo y 38 toneladas de peso.
El ex presidente Felipe González cuando utilizó el Azor. |
A partir de su muerte en
1975, el Azor quedó a disposición de la Armada aunque prácticamente en desuso.
Sólo en una ocasión el rey Juan Carlos I
pasó revista a la flota desde allí y, en 1985, el entonces presidente del
gobierno, Felipe González lo utilizó
para realizar un crucero familiar desde Rota hasta Lisboa. Fue un polémico
viaje que le costó unas cuantas críticas por haber usado la misma embarcación
que el general gallego.
En 1992, el Azor fue dado de baja en Ferrol y
posteriormente subastado con la condición de que su destino fuera el desguace.
Lo adquirió un hombre llamado Lázaro
González que pagó por él más de 4 millones y medio de pesetas. Su intención
era reconvertirlo en una discoteca pero las cosas no salieron bien así que
aquel gigantesco barco fue trasladado a unos terrenos a las afueras del pueblo
burgalés de Cogollos donde sirvió como reclamo para el motel Azor.
El Azor abandonado a su suerte en un motel de carretera como un ejemplo más de la destrucción del patrimonio histórico. |
Destrozado por la gente
Al cabo de unos años, el
estado de conservación de la lujosa embarcación era simplemente lamentable. El
otrora imponente yate estaba medio enterrado en aquel descampado castellano y
sumido en el más absoluto abandono. Quedaba la estructura de hierro que antaño
formó el casco, partida en varios segmentos y destrozada por las inclemencias
meteorológicas pero principalmente por la gente. Allí paraban autobuses de
turistas que descargaban su rabia en el interior de la embarcación, haciendo
pintadas en contra de Franco o dejando excrementos y vómitos, vengándose así
inútilmente de algo que no tenía culpa de nada.
Así quedó el yate Azor al reconvertirlo en algo que llaman Arte. |
En 2011, el escultor Fernando Sánchez Castillo compró lo que
quedaba del Azor y lo convirtió en cubos
de material prensado a modo de manifestación artística exponiéndolo en el
Matadero de Madrid.
Independientemente de quién lo utilizara, el Azor fue un símbolo histórico, tan digno de ser respetado como el Palacio Real, el despacho de Azaña, el Bribón o el Congreso de los Diputados. Y no sólo hemos sido incapaces de conservarlo en buen estado sino que, además, lo hemos destruido por completo sin darnos de que la Historia no se puede borrar por mucho que algunos deseen patearla.
Independientemente de quién lo utilizara, el Azor fue un símbolo histórico, tan digno de ser respetado como el Palacio Real, el despacho de Azaña, el Bribón o el Congreso de los Diputados. Y no sólo hemos sido incapaces de conservarlo en buen estado sino que, además, lo hemos destruido por completo sin darnos de que la Historia no se puede borrar por mucho que algunos deseen patearla.
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