Las apasionantes andanzas de unos trotamundos triunfadores

Se ha estrenado en salas Los Xey, una historia de película el documental que recupera al popular grupo musical donostiarra



Carlos Arévalo

El largometraje titulado Los Xey, una historia de película (Eneko Olasagasti y David Berraondo, 2022) recuerda al legendario conjunto músico-vocal vasco y sus sonados triunfos en España y América gracias a su original estilo. Se trata de un cuidado documental en el que se recorre la emocionante trayectoria artística de Los Xey, rodado en España, Cuba, México y Argentina, países donde alcanzaron su mayor popularidad. A través de decenas de testimonios de investigadores, músicos o familiares se recrean las dos décadas que duró aquella irrepetible unión cuyas canciones todavía hoy resuenan en la memoria de varias generaciones como Menudo menú, (¿quién no recuerda aquello de... «Tenemos pollo asao, asao, asao, con ensalada, buen menú, buen menú, buen menú, señor»?) La rana, Oh, Pepita, El placer de viajar, Sin novedad señora baronesa y un largo etcétera.

Fueron Los Xey verdaderos virtuosos de la afinación y la armonía que dominaron gracias a su sólida formación musical y a sus incuestionables aptitudes vocales. Su depurada técnica les permitió experimentar con voces y melodías hasta obtener su particular e inconfundible sonido y desarrollar un estilo muy personal y diferente al resto basado en la polifonía y en la mímica que encandiló al público desde sus primeros recitales. Sus interpretaciones mezclaban el humor y la ópera bufa con lo melódico y lo folclórico, realizando incluso versiones de canciones populares como Cielito lindo, Me lo dijo Adela, Maitetxu mía, Si vas a Calatayud y tantas otras.

En este homenaje audiovisual, resulta fundamental la participación en el mismo de la formación cómico-musical Golden Apple Quartet creada a mitad de la década de los ochenta, que ha contribuido enormemente a que el repertorio de Los Xey siga vigente pues desde la más absoluta admiración, continúan versionando en sus espectáculos de manera magistral sus grandes éxitos a cappella. El célebre cocinero Karlos Arguiñano, sobrino de Lahuerta, uno de los componentes más carismáticos de Los Xey, interviene también en este documental recordando a su tío y compara al grupo con «los chipirones en su tinta... porque son algo clásico, algo muy nuestro.»

De San Sebastián a Barcelona

Se formaron en 1939 en San Sebastián, nada más finalizar la guerra civil española ensayando canciones de moda en los locales de la parroquia de Santa María. Al principio se llamaron Doble trío vocal y tras algunos cambios de componentes se unieron a ellos otros que procedían del Coro Easo y pronto rebautizaron el conjunto como Los Xey (en euskera, los seis). De seis miembros, pasaron a ser cinco: Víctor Gracia, Xabin Olascoaga, Txiki Lahuerta, Txomin Arrasate y Pepito Yanci, hasta que finalmente serían cuatro con algunos cambios de integrantes.

En octubre de 1940 tuvo lugar su primera actuación en el Teatro Príncipe de San Sebastián y a los dos años se profesionalizaron. Fue en 1943 cuando la vedette argentina Celia Gámez que estaba representando la revista La cenicienta del Palace en el Teatro Victoria Eugenia los descubrió y los llevó a Barcelona. Debutaron con gran éxito en el Teatro Tívoli de la Ciudad Condal en aquel mismo año participando en los espectáculos Rumbo a pique y Si Fausto fuera Faustina. Después se presentaron en Madrid e iniciaron una aplaudida gira por toda España donde se dieron a conocer definitivamente. La radio que entonces era el medio idóneo para promocionar a los nuevos artistas, fue fundamental en la difusión de sus grabaciones en los inolvidables programas de discos dedicados.

¡A la conquista de América!

El año 1946 fue decisivo en la biografía de Los Xey. Consiguieron interesantes contratos para realizar una extensa gira por América. Se embarcaron en el Monte Albertia rumbo a Argentina para después recorrer también Chile, Perú y Uruguay. Su primera actuación fue en el Teatro Avenida de Buenos Aires. Era el momento en que el general Perón asumía la presidencia del país que se encontraba en pleno apogeo artístico y económico. En aquel ambiente cosmopolita, el conjunto musical español tuvo un emotivo encuentro con numerosos exiliados vascos a los que les acercaron el recuerdo de su tierra entonando sus hermosas canciones.


Les surgieron luego nuevos contratos que los reclamaban de México para actuar en el prestigioso cabaret El Patio donde entonces se presentaban las más destacadas figuras de su tiempo. Allí coincidieron con la afamada intérprete Josephine Baker. Y es que los jóvenes artistas guipuzcoanos arrasaban por donde iban y, a fuerza de tesón, habían adquirido un brillante estatus internacional que les aseguraría el trabajo durante los siguientes años.

En un principio la duración de su estancia en México era de unos meses para cumplir con sus obligaciones profesionales pero terminó convirtiéndose en un período de nueve años en los que residieron allí. Tal fue su vinculación con aquel país que su entonces presidente Miguel Alemán, les facilitó la nacionalidad mexicana. Allí también les presentaron a Agustín Lara con el que entablarían una entrañable amistad gracias a la cual «El flaco de oro» los recomendó para que participaran en la película La mujer que yo amé. Era la llamada época dorada del cine mexicano con estrellas como María Félix, Jorge Negrete o Pedro Infante.

La faceta cinematográfica de Los Xey también se recoge en este nuevo largometraje pues su participación en películas fue muy variada, interpretando algunos de sus éxitos más pegadizos en títulos como Historias de la radio (José Luis Sáenz de Heredia, 1955), Yo no me caso (Juan de Orduña, 1944), (Ramón Pereda, 1950), La mujer que yo amé (Tito Davison, 1950), La reina del mambo (Ramón Pereda, 1951), María Cristina (Ramón Pereda, 1951) o Habanera (José María Elorrieta, 1958).

Su siguiente parada fue en Cuba, la Cuba de Fulgencio Batista y viajaron concretamente a La Habana donde se hicieron tremendamente populares. Actuaron en el histórico cabaret Tropicana en unos tiempos en que la mafia dirigía el monopolio de la industria del entretenimiento. Después ofrecerían sus originales espectáculos en grandes teatros como el América o el Blanquita. Y de allí, nada menos que a Estados Unidos, concretamente a Nueva York donde consiguieron suculentas ofertas para presentarse en la cuna del show business, en Broadway. También actuarían en otras ciudades norteamericanas como Washington y en televisión, hazaña que supuso el espaldarazo definitivo para el ambicioso conjunto vasco. En EEUU ganaron varios concursos musicales que les proporcionaron distinguidos premios y la posibilidad de grabar en la casa de discos RCA Víctor, una de las más potentes a nivel mundial. Tuvieron en aquella ocasión la fortuna de registrar sus canciones en un nuevo y revolucionario formato que sustituía a la pizarra, el vinilo, que a América había llegado en 1948.

Regreso a la madre patria

En el año 1952 regresaron a España abordo del barco Guadalupe a excepción de uno de sus miembros, Txomín Arrasate que decidió dejar el grupo y quedarse en aquellas tierras. Partieron desde La Habana con escala en Nueva York y llegaron a su querido país donde fueron recibidos como verdaderos ídolos. Actuaron en el Circo Price de Madrid e iniciaron largas tournées a lo largo y ancho de nuestra geografía, llegando a ser animadores oficiales de la Vuelta Ciclista a España. En San Sebastián recibieron la medalla de la ciudad por sus méritos artísticos y por conseguir un pulmón de acero que adquirieron en Nueva York y enviaron a un hospital donostiarra.

Aquí también se dedicaron a la publicidad pues sus atractivas y pegadizas voces eran idóneas para interpretar los jingles de la época. Así cantaron en anuncios como el del aceite Koipe, el Coñac 103, los cigarrillos Chesterfield o en uno de los más recordados, el de las hojas de afeitar Palmera. Tras un tiempo recorriendo España, les surgieron nuevas oportunidades para regresar a América, concretamente a La Habana donde actuaron en el exitoso programa de televisión de Gaspar Pumarejo. Recorrieron después Perú, Panamá, Puerto Rico y Venezuela donde se toparon con el golpe de Estado de 1958 y no tuvieron otra opción que regresar a Cuba. Allí, al año siguiente, vivirían los inicios de la revolución de Fidel Castro y decidieron volver a España definitivamente.

El fin de una intensa aventura

En julio de 1959 se celebra la primera edición del Festival de Benidorm y Los Xey grabarán los temas Amor calladito y Mi platerito que en el certamen alcanzaron el segundo y el tercer puesto respectivamente pero al iniciarse la década de los sesenta, su impacto popular comienza a disminuir notablemente. Debido a la llegada de nuevos ritmos y estilos musicales como el pop, el rock o la canción italiana los artistas anteriores de la copla o la canción melódica son desplazados y arrinconados de forma drástica. A esta situación se une el abandono de la formación por parte de Txiki Lahuerta al que sustituye Koldo Garbayo pero el empuje de Los Xey ya no será el mismo. Conscientes de la situación, en el verano de 1961, tomarán la amarga pero acertada decisión de poner fin a su carrera con una gira de despedida que finalizará en el mes noviembre tras veinte años juntos entreteniendo con su música a miles y miles de personas.

Los Xey, una historia de película es un documental imprescindible para conocer las novelescas aventuras de unos artistas que representaron toda una época. Los Xey fueron unos excelentes embajadores de nuestra cultura cuya labor musical contribuyó indudablemente a estrechar lazos entre España y América. En sus largos periplos allende los mares lidiaron con golpes de Estado, terremotos y conflictos de todo tipo y fueron recibidos con gran simpatía por los más altos mandatarios de los países donde actuaron. Durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta hicieron fortuna y lograron el favor del público que tarareaba sus éxitos que sonaban incesantemente en la radio y en las verbenas. Ocho décadas después, su historia merecía ser contada y su memoria honrada y recuperada en esta película. Ojalá el legado de otros magníficos artistas de otros tiempos corran la misma suerte.


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