Pedro Ruiz y el arte de no desfallecer



Carlos Arévalo

Pedro Ruiz (Barcelona, 1947) es un artista camaleónico que no vive del pasado. Se reinventa en cada espectáculo que presenta con más fuerza aunque como es lógico mantiene algunos gags que sabe que son originales y eficaces ante su público. Confidencial es el show íntimo y sincero que acaba de estrenar en el teatro Fígaro-Adolfo Marsillach de Madrid para celebrar cuatro intensas décadas de profesión. Precisamente ahíactuaba hace cuarenta años.

Desde un escenario convertido en el salón de cualquier casa, Pedro habla de sus tiempos en Televisión Española donde protagonizó numerosos programas como La noche abierta o El libro gordo de Pedrete y donde asegura que ha sido vetado hace muchos años. Sabe de sobra que en un teatro se desfoga ante 200 personas y que en los tiempos dorados de televisión lo hacía ante 24 millones. Dice no tener rencor a que lo hayan censurado pero no se calla. Y hace bien. Ante el panorama zafio y barriobajero de la pequeña pantalla, protege su privacidad y su integridad jurando que nunca pisará un plató como el de Sálvame. Como decía Groucho Marx: «Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro».

Carga, apunta y dispara con razón y vehemencia contra la clase política: «Franco no murió, estalló en mil pedazos que son los que están ahora». Es partidario de no votar a nadie y acusa a la sociedad de permitir un protagonismo excesivo de los políticos: «Si hace unas declaraciones cualquier concejal, hay veinte cámaras pero si las hace un arquitecto, un escultor o un agricultor no hay ni Dios». Arremete contra el establishment desde el rey Juan Carlos I hasta Carod Rovira y desde Jordi Pujol hasta Pablo Iglesias o Rajoy. Nunca toleró que nadie le mandara y se proclama libre e independiente del independentismo. 

La cara amable y divertida del genial cómico catalán sale a relucir cuando cuenta jugosas anécdotas vividas con personajes universales, desde la obsesión fetichista de Salvador Dalí por los pies de Mercedes Milá hasta el caballo que le regaló a Estefanía de Mónaco. También canta y recorre algunas de las muchas canciones que ha compuesto además de la música de cantautores que han marcado su carrera y a los que también ha conocido como SerratCecilia o Facundo Cabral.

En plena forma física y mental, Ruiz sigue siendo ese inconformista maravilloso y artista autodidacta que ha aprendido escuchando a los mejores, miembros de generaciones ya casi desaparecidas como la de Fernán GómezRabalGilaCelaMaría Dolores Pradera, Lola Flores, Sara Montiel... Nadie que vaya a verlo puede salir del teatro igual que entró. Provoca, anima, agita y sobre todo, despierta  a bocinazos al espectador y le hace pensar. Harían falta muchos Pedro Ruiz para lograr hacer reaccionar a la gente de forma masiva. De momento nos quedamos con él y con su inconmensurable talento y savoir faire. Una vez más, bravo.


Confidencial de Pedro Ruiz se puede ver en el teatro Fígaro- Adolfo Marsillach (C/ Doctor Cortezo, 5), Madrid hasta el 1 de julio de 2018.
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