Adiós al padre del cine cómico español

Nos deja a los 98 años el cineasta Mariano Ozores, último superviviente de los tres geniales hermanos


Carlos Arévalo


Con casi cien años y casi cien películas realizadas, nos deja don Mariano Ozores Puchol (Madrid, 1926- ídem, 2025), indiscutible maestro de la comedia y uno de los directores y guionistas más prolíficos del cine español. Hermano de los inolvidables actores José Luis apodado «Peliche» y Antonio, Mariano Ozores era el mediano y el único superviviente de los tres y también de su generación pues tristemente no queda ya prácticamente nadie de aquella época dorada. 

Era además, tío de las actrices Emma y Adriana Ozores y pertenecía a una de las sagas artísticas más importantes de nuestro país pues sus padres también eran actores y regentaban una destacada compañía teatral en los años treinta en la que él dio sus primeros pasos, aprendiendo y desempeñando todas las labores imaginables de este bello oficio.


Entró en el cine en 1952 de la mano del productor Benito Perojo que lo contrató como guionista de la película ¡Ché, qué loco! protagonizada por la entonces estrella de la radio Pepe Iglesias, «El zorro». Ozores fue, además, uno de los pioneros que trabajó en Televisión Española como regidor, formando parte del primer equipo técnico, responsable de la programación de la cadena desde su inauguración en octubre de 1956 en los estudios del madrileño Paseo de La Habana.


Culto, sabio y autodidacta de un humor eficaz con tintes surrealistas que plasmó en las páginas de la histórica revista La Codorniz, a lo largo de una existencia de noventa y ocho años escribió unos ciento cincuenta guiones y dirigió noventa y seis largometrajes, alcanzando con muchos de ellos una arrolladora popularidad como Los bingueros -tal fue su éxito en taquilla que superó a Superman y a Aterriza como puedas-, y otras divertidísimas producciones como Jenaro el de los 14, ¡Que vienen los socialistas!, El calzonazos, ¡Cómo está el servicio!, Operación Mata Hari, 40 grados a la sombra, El alma se serena, etcétera.


El realizador madrileño siempre mostró un enorme respeto por el público, logrando su complicidad y cariño incondicional aunque no el de la crítica más purista que nunca lo tuvo en cuenta. El caso es que su inteligencia, intuición y originalidad, le permitieron parodiar en sus películas asuntos de rabiosa actualidad tales como el llamado «destape», el boom inmobiliario, la legalización del juego o la del divorcio obteniendo una rentabilidad comercial sin precedentes. Sus rodajes eran en palabras de sus participantes, pura diversión y tal era su capacidad creativa que rodaba una película en menos de cuatro semanas y a la vez escribía el guión de la siguiente.


En la gran pantalla trabajó con los mejores actores del país como Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Gracita Morales, Concha Velasco, Paco Martínez Soria, Lina Morgan, Florinda Chico, Antonio y José Luis OzoresRafaela Aparicio o José Sacristán quien siempre le agradeció sus primeras oportunidades defendiéndolo frente a aquellos que ponían su talento en tela de juicio. Ozores fue también el artífice del triunfo cinematográfico de la pareja formada por Andrés Pajares y Fernando Esteso, a los que dirigió en nueve películas como Yo hice a Roque III -que obligó a retrasar el estreno de El imperio contraataca porque iba a eclipsarla-, Los liantes o los ya citados Los bingueros.


Hacia el final de su trayectoria profesional fue responsable de algunas series de televisión como Taller mecánico o El sexólogo, protagonizadas por su hermano Antonio así como de varios capítulos del programa de sketches cómicos ¿Se puede? probablemente su último trabajo como guionista.

Entre los galardones recibidos, Mariano Ozores obtuvo el premio Goya de Honor en 2016, el máximo reconocimiento de la profesión que, aunque se lo concedieron excesivamente tarde, pudo disfrutarlo junto a su familia. La comedia española se queda huérfana al perder a uno de sus máximos exponentes cuya contribución cultural es digna de recuerdo y elogio, al menos por haber logrado el mérito tan difícil de hacer un poco más felices a millones de personas durante más de sesenta años.

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