La Villa medieval de Urueña y su imponente muralla, enclave estratégico en la provincia de Valladolid. |
Carlos Arévalo
A dos horas desde Madrid tomando
la carretera de La Coruña –AP6–, el viajero debe desviarse en la salida 211
donde una señalización indica: Urueña,
«Villa del Libro». Siguiendo esa carretera, en unos diez minutos estará en
la pintoresca localidad castellano-leonesa declarada Conjunto
Histórico-Artístico en 1975 y bautizada por la Diputación Provincial de
Valladolid como «Villa del Libro» en 2007. Y es que, además de estar catalogado
como uno de los pueblos más bonitos de España, es el de mayor número de
librerías por habitante.
El mirador de
Castilla
Antes de subir a la loma donde
está estratégicamente enclavada esta deliciosa villa medieval, se encuentra la
ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
que data del siglo XI y constituye un bellísimo ejemplo de arte románico al que
el trotamundos curioso le dedicará un tiempo más que merecido. Una vez que uno
culmina el camino que le lleva hasta Urueña, entra fascinado en esta localidad
amurallada y, absorto, divisa el paisaje desde la privilegiada ubicación que
domina el valle. El viajero recita para sí, unos versos de Antonio Machado:
«Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
–no fue por estos campos el bíblico jardín–:
Son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín».
Vista de los extensos campos de cultivo castellanos desde el mirador de Urueña. |
La muralla que rodea el pueblo
fue construida entre los siglos XII y XIII y consta de dos puertas, la de La Villa y la del Azogue, además de la brecha conocida como El Roto, que pudo ser una antigua puerta accesoria, y en la que se
encuentra un espectacular mirador. Desde allí pueden contemplarse las siempre
inspiradoras puestas de sol sobre Tierra
de Campos e incluso, en días muy claros, llega a distinguirse la zamorana
sierra de La Culebra o los montes de
la comarca de Sanabria.
La Historia de España es palpable en Urueña. |
Rozando la Historia
Pasear por Urueña es recorrer
miles de años de nuestra apasionante Historia. Los costosos trabajos de
recuperación y conservación de la villa han merecido la pena y ayudan
enormemente al viajero a acariciar los siglos y a respirar leyendas entre sus
piedras. Y es que Urueña cuyo nombre según los historiadores podría significar
«agua que fluye», existe desde los tiempos de los vacceos, pueblo prerromano asentado en la región homónima en torno
a la cuenca del Duero.
En la Edad Media, concretamente
en el siglo XI, llegó a ser cabeza del Infantado
de Valladolid que era una división administrativa de la corona de Castilla.
En 1876, la localidad fue devastada por un incendio que destruyó el
Ayuntamiento y sus archivos. Actualmente sus calles pavimentadas y sus casas
rehabilitadas le brindan un formidable aspecto para recibir a los miles de
visitantes que disfrutan de este precioso pueblo de Valladolid.
Urueña en lo alto, abajo, en primer plano, la ermita de La Anunciada, principios del siglo XX. Fund. Joaquín Díaz. |
Diez librerías y
cinco museos
Lo curioso de este recoleto municipio
vallisoletano es que a pesar de que su población no llega a las doscientas
personas, cuenta con el mayor número de librerías por habitante de España y con
una frenética actividad cultural. Y es que en Urueña hay una decena de
librerías especializadas, cada cual con más sabor, y cinco museos: Uno de Campanas, el del Gramófono, el dedicado al gran Miguel
Delibes, el de la Música de Luis Delgado y la joya de la corona, la
Fundación Joaquín Díaz.
Joaquín Díaz, folclorista y músico. El Norte de Castilla. |
Díaz, que recibe al visitante con
sumo agrado y amabilidad, lo acompaña por sus aposentos mostrándole las
maravillas que se exponen; es un erudito que ha dedicado su trayectoria
profesional a investigar y divulgar la cultura tradicional, grabando, además,
decenas de discos de folk y de
romances y ofreciendo numerosos recitales por medio mundo desde los años
sesenta. Por todo ello, España debería estarle muy agradecida.
Literatura y tranquilidad
Seis restaurantes, cuatro
alojamientos rurales y un puñado de comercios completan la oferta de ocio carrasqueña,
idónea para desconectar y dedicarle un rato en cualquiera de sus evocadores
rincones a la lectura, a la escritura o a la reflexión. Las casas de Urueña son de piedra
de sillería o de adobe y en algunas de ellas, una cita literaria decora un
rincón de sus fachadas para rematar la magnética atmósfera cultural que anima a
coger un libro al más rezagado y a conocer la belleza.
Una de las frases literarias estampadas en una fachada. |
La iglesia de Santa María del Azogue –la única que
hay intramuros–, de estilo gótico-renacentista, y el viejo castillo que se
utiliza desde hace años como cementerio, engrandecen todavía más el silencio de
este remanso de paz. Indudablemente el entorno favorece la inmersión en la
lectura y, decidido a ello, aquí uno puede emprender su particular viaje
literario de una forma más placentera todavía. Sentado en un cómodo sillón, a
la orilla de una chimenea, con una buena copa de vino tinto y una antigua edición
de En busca del tiempo perdido, el viajero
recuerda aquellos consejos de Alfonso X
el Sabio y comienza a ponerlos en práctica: «Quemad viejos leños, bebed viejos vinos, leed viejos libros y tened
viejos amigos».
Desde 2007, Urueña es oficialmente la Villa del Libro y cuenta con librerías, museos y numerosas actividades culturales. |
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Historia