Una década surcando las músicas del mundo

Zenet junto a su potente jazz band en un momento de su actuación el pasado sábado 1 de diciembre en Madrid.
El artista malagueño Zenet celebra los diez años de su álbum Los mares de China

Carlos Arévalo

Es Zenet (Málaga, 1967) un intrépido marinero musical cuya curiosidad y oficio le han llevado a navegar por las dulces y saladas aguas de los ritmos conocidos a lo largo y ancho del planeta artístico. Al cumplirse los primeros diez años desde la publicación de Los mares de China, su álbum debut en solitario tras etapas previas forjándose como cantante, músico y actor, el andaluz ha querido festejarlo en Madrid. Zenet es un buscador nato de sonidos, fusiones y sentimientos cuyo look entre Gardel y Sinatra o entre Crosby y Cohen viste con arrolladora personalidad su formación artística, su don de crooner superlativo que se torna irrepetible en cada recital.

Sombrero, traje, chaleco, corbata y pañuelo componen la indumentaria imprescindible que hace un juego perfecto con ese swing tan elegante y tan afinado, tan personal e intransferible de Zenet, capaz de encandilar incluso al que no conoce sus canciones. Lo demostró hace un par de días en el teatro Fernán Gómez de Madrid, en una ocasión única para reencontrarse en directo con todos aquellos temas que formaron parte de Los mares de China, el disco que le hizo popular en España allá por el 2008. Desde Soñar contigo hasta el tema homónimo al título del álbum, todas las letras corresponden al poeta Javier Laguna que, como el mejor sastre, escribe a medida para el saleroso vocalista con total acierto y dedicación. Fue un delicioso paseo de casi dos horas aunque para el público parecieran apenas quince minutos pues escuchar a Zenet -y verlo bailar- con el sonido impecable de su conjunto de jazz en vivo y en clave de big band es algo más que una exquisitez difícil de saciar.

Fueron siete los colosos del ritmo que hicieron vibrar al auditorio con el piano, contrabajo, batería, guitarra, violín y sección de viento; más que notable fue la química entre todos los músicos que, en complicidad con los asistentes, ofrecieron una espectacular jam-session repartida a lo largo de la velada que terminó en una verdadera fiesta. Desde el tango al bolero pasando por la bossa nova, el blues, el flamenco, la canción francesa, la ranchera, el son cubano y hasta el chotis, el variopinto público formado por gentes de varias generaciones disfrutó plenamente del sugerente y sutil ejercicio de fusión entre géneros eternos. Sobre todo al comprobar que, en el escenario, se lo estaban pasando en grande.

Zenet, bailando al son de Los mares de China.
Con todo a favor, el estilo original y personalísimo de Zenet, que lleva la melodía y la calidad en el alma, creó la atmósfera idónea a media luz para degustar piezas como Dientes de rata, En el mismo lado de la cama, Estela, Las causas perdidas, Yo que un día te quise siempre, Por debajo de Madrid, Entre tu balcón y mi ventana y tantas otras canciones que ponen de manifiesto su talento artístico y el de todo el equipo que forma parte de este proyecto tan necesario para comprender y divulgar las idiosincrasias y el sentir de épocas universales.

Además de su capacidad natural para reinventar el tan estudiado estilo del crooner, Zenet saca a relucir el actor que nunca dejó de ser y convierte cada gesto, cada movimiento, en una interpretación cinematográfica clásica. Beber de las fuentes apropiadas, mezclar músicas con conocimiento y sin prisa o explorar las sonoridades respetuosamente son algunas de las claves de este siempre agradecido viajero de lugares exóticos. Enrolado en una apasionante expedición junto a una tripulación más que experimentada, continúa surcando con rumbo fijo y depurada técnica los encantos de los mares, no sólo de China sino de cualquier rincón en el que exista una melodía dispuesta a dejarse seducir.
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