Julián Granados & The Tijuana Band durante su actuación en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama. |
El cantante
granadino regresa a los escenarios con un elegante repertorio de versiones country
Carlos Arévalo
El salón de
actos del Centro Cultural de Paracuellos del Jarama se convirtió en la noche
del sábado en algo parecido a un saloon
del oeste americano pero de recuerdos musicales. Entre el público se veían
algunos sombreros de ala ancha, botas de cowboy
o chalecos ajustados para celebrar la esperada vuelta a los escenarios del
cantante y compositor Julián Granados
(Granada, 1948). Acompañado por el
sonido impecable de su flamante grupo The
Tijuana Band -formado por cinco experimentados músicos-, el mítico artista se
presentó vestido de negro en claro tributo al «rey del country», Johnny Cash
para interpretar su particular y exquisita selección de clásicos de este género
musical americano.
El arranque fue de auténtico western, con una potente versión instrumental de Ghost riders in the sky, preámbulo perfecto para invocar a Cash entonando a continuación su himno rebelde y carcelario Folsom Prison Blues y más hits de su autoría como el enérgico Ring of fire. Conserva Julián Granados su voz cálida y segura que nos transporta a noches largas de bourbon y rosas, sentados en una vieja mecedora junto a una chimenea mientras fuera llueve con fuerza. Sumidos en ese ambiente, llegaron otras piezas célebres y pegadizas de la música vaquera como el Jambalaya de Hank Williams, origen y pilar fundamental de este movimiento tan arraigado en las regiones rurales del sur de los Estados Unidos. Con Help me make it through the night del también imprescindible Kris Kristoffersson se alcanzó el momento más sentimental de la velada. Del mismo compositor norteamericano, uno de sus referentes, sonaron más éxitos como Me and Bobby Mc Gee.
El arranque fue de auténtico western, con una potente versión instrumental de Ghost riders in the sky, preámbulo perfecto para invocar a Cash entonando a continuación su himno rebelde y carcelario Folsom Prison Blues y más hits de su autoría como el enérgico Ring of fire. Conserva Julián Granados su voz cálida y segura que nos transporta a noches largas de bourbon y rosas, sentados en una vieja mecedora junto a una chimenea mientras fuera llueve con fuerza. Sumidos en ese ambiente, llegaron otras piezas célebres y pegadizas de la música vaquera como el Jambalaya de Hank Williams, origen y pilar fundamental de este movimiento tan arraigado en las regiones rurales del sur de los Estados Unidos. Con Help me make it through the night del también imprescindible Kris Kristoffersson se alcanzó el momento más sentimental de la velada. Del mismo compositor norteamericano, uno de sus referentes, sonaron más éxitos como Me and Bobby Mc Gee.
Granados regresa a los escenarios y prepara disco. |
Quiso cantar solamente
tres temas en castellano, uno de ellos para anunciar el nuevo proyecto en el
que trabaja -y que próximamente se materializará en forma de disco-, nada menos
que Fallaste corazón, éxito inmortal de la música ranchera
llevado a su terreno al estilo de una balada country. El segundo fue Lupita,
su canción talismán con sabor tex-mex
que lo catapultó a la fama a finales de los años sesenta. La compuso junto al
desaparecido Alfonso Sáinz de Los Pekenikes a quien recordó con
cariño; gracias a ella llegó a los puestos más altos de las listas musicales de
medio mundo. La tercera canción en nuestro idioma fue 500 millas -versión del clásico que popularizó Bobby Bare y que en España grabaron con excelente acogida Los Mustang-, con la que hizo evocar a
los presentes «las lentas» de los guateques y los amores de verano.
Es ahora cuando,
tras toda una vida cabalgando al sol de tantas de hazañas con sus éxitos y sus
decepciones, regresa el cantante a sus orígenes para encontrar la calma, para
reunirse de nuevo con su público, con sus amigos. Atrás, muy atrás aunque no en
el olvido, queda una intensa trayectoria artística al frente de conjuntos
musicales como Los Brisks, Los Snob o Los Buenos. El objetivo de esta vuelta es claramente el de
divertirse haciendo lo que mejor sabe hacer, cantar. Por eso, antes de bajarse del escenario, no se
olvidó de otro de sus maestros musicales, Willie
Nelson y su On the road again afinando, con total convencimiento, aquello de
«la vida que amo es la de hacer música con mis amigos y no puedo esperar para
volver de nuevo a la carretera».
Divertirse haciendo lo que le gusta, cantar su música preferida ante su público, es el nuevo propósito de Julián Granados. |
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Música