Vista frontal de las bodegas de vino de Oporto, Sandeman en Vilanova de Gaia. |
Texto y fotos: Carlos Arévalo
Corría
el año 1790 en Londres cuando un hombre llamado George Sandeman, natural de la ciudad escocesa de Perth, decidió
emprender un negocio de vinos dulces. El bueno de su padre, de profesión
ebanista, le prestó las 300 libras que necesitaba y así pudo comenzar su
aventura empresarial. La idea del joven era la de hacer la fortuna suficiente para
retirarse a disfrutar de la vida antes de que terminara el siglo pero no
consiguió tal propósito en ese tiempo. En su lugar, sembró la fértil semilla de
la compañía de vinos de Oporto y Sherry, Sandeman
que 228 años después, goza de una excelente salud vendiendo una media de 21
botellas al minuto en el mundo y cuyos productos están presentes en 130 países.
La marca GS4C en las barricas. |
Desde
1805, el intrépido empresario comenzó a grabar su marca GS4C (George Sandeman & Company) en las barricas de roble, tradición
que actualmente se mantiene. En 1811 adquirió las bodegas sitas en Vilanova de
Gaia –la ribera del Duero frente a la ciudad de Oporto- convirtiéndolas en el sancta sanctorum de la marca por donde
pasan miles de visitantes al año.
Allí, sobre un suelo adoquinado que parece de piedra pero está hecho de madera para mojarla en los calurosos meses de verano y
mantener así la humedad apropiada, se almacena gran parte de su producción de vinos
denominados de Porto, ideales como aperitivo y postre, que se cultivan a unos 100 kilómetros hacia el este del país. Sandeman elabora exquisitos
blancos, tintos y tawny y cuenta con
categorías superiores como Reserva, Añejo y Vintage. Tras la importante demanda de sus vinos dulces y licorosos en el mundo, han seguido creciendo y ampliando su catálogo a otras bebidas como Sherry,
Brandy o vinos de Madeira.
Interior de las bodegas Sandeman con el histórico logotipo de Don, iluminado, el primero en lucir en una marca de vinos. |
Pero
la entrada en sus bodegas lúgubres, frías y con aires de clandestinidad, además
de para catar sus prestigiosos caldos, tiene como fin el de desenmascarar al
incógnito personaje que se esconde tras su logotipo histórico y que, de haber
existido, podría haber habitado en tal paraje por parecer construido para él. Fue precisamente la marca Sandeman, pionera en asociar un logo a sus vinos,
revolucionando el mercado de la época ya que en el siglo XIX no se estilaban
esas acciones publicitarias. Luego, desde 1910 hasta 1926 adquirieron las más
vanguardistas pinturas de los artistas más cotizados del momento para ilustrar
su imagen corporativa. Era la Belle-Époque.
El polémico cartel de D'Ylen. |
El pintor Jean D’Ylen creó para ellos uno de los reclamos más
controvertidos. Se trataba de un centauro
que sujeta una botella en cada mano mientras una mujer hace vanos esfuerzos por
arrebatárselas. El dibujo provocó la reacción del público más puritano como una
tal Mrs. Smith que envió una carta
desde Leicester alegando que era un dibujo diabólico que además humillaba a la
mujer, y pidiendo la retirada inmediata del cartel.
Probablemente
para evitar conflictos, en 1928 desde la dirección de la empresa, se decidió
encargar un logotipo nuevo. El autor fue el desconocido artista escocés George Massiot Brown que entonces trabajaba
para Lochend Printing y que firmó
como G. Massiot para pasar por francés dado el auge que, en aquel momento,
tenía el país galo en el mundo pictórico.
Cartel original de Don firmado por Massiot. |
Se
dice que Massiot, que era un gran aficionado al cine, dibujó aquel encargo en
la misma semana en que se estrenó en Londres la película de El Gaucho protagonizada por Douglas Fairbanks que luce en el film la vestimenta de los hábiles jinetes sudamericanos,
y que tal historia pudo influirle. Y también se especula con que, como en
aquella década se habían hecho tres películas de El zorro, el héroe enmascarado creado por Johnston McCulley, –curiosamente dos de ellas habían sido interpretadas
por el propio Fairbanks–, el autor podía haberse basado en el legendario
forajido para ilustrar esa silueta.
La misteriosa imagen de El Zorro. |
El
caso es que, años más tarde, al plantearse desde Sandeman estas teorías sobre
la identidad de su icono, quisieron localizar al autor de Don para corroborar
si dichos personajes le habían inspirado de algún modo pero Massiot ya había
muerto. Así que nunca lo averiguaron a ciencia cierta aunque cualquiera que
compare ambas figuras podrá sacar sus propias conclusiones. Hoy Don Sandeman es
uno de los logotipos publicitarios de vino más reconocidos a nivel mundial. Todo
un símbolo que rivaliza en las bebidas que representa con nuestro campechano y patriótico Tío Pepe pero con una diferencia de siete
años entre ambos, ya que éste fue creado posteriormente. Lo ideó Luis Pérez Solero en 1935.
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