Carlos
Arévalo
El videoclip musical moderno nació en los años setenta como un formato audiovisual claramente relacionado con la publicidad y creado por la industria discográfica para favorecer la venta de discos y, de manera más sutil, la imagen y personalidad de un solista o grupo musical. Además de actuar como estrategia de marketing, estas piezas audiovisuales ejercen, en muchos casos, de referencias culturales y han llegado incluso a influir en la ideología o el modo de comportamiento de la sociedad actual.
El abuelo del videoclip
Primer gran éxito
Adaptación a nuevos estilos
Formas de expresión artística
El videoclip musical moderno nació en los años setenta como un formato audiovisual claramente relacionado con la publicidad y creado por la industria discográfica para favorecer la venta de discos y, de manera más sutil, la imagen y personalidad de un solista o grupo musical. Además de actuar como estrategia de marketing, estas piezas audiovisuales ejercen, en muchos casos, de referencias culturales y han llegado incluso a influir en la ideología o el modo de comportamiento de la sociedad actual.
El abuelo del videoclip
Mucho tiempo antes de que se
utilizaran los videoclips como herramienta difusora de la música, allá por
1930, ya el popular cantante melódico Carlos
Gardel protagonizó lo que en aquellos años se denominaba un cortometraje
sonoro. Fue sin duda, un pariente no tan lejano del videoclip actual. En poco
más de dos minutos, presentaba la canción uruguaya El carretero junto a su compositor, para interpretarla después
acompañado de sus músicos.
Otros antecedentes que merece
la pena recordar, tuvieron lugar durante la década de los años sesenta, en la
que los conjuntos musicales de moda como The
Beatles también realizaron algunos vídeos, muy rudimentarios desde la
óptica actual, para promocionar sus temas nuevos. Cabe destacar la grabación en
1966 de Paperback writer y Rain. En ambos aparecen imágenes de
actuaciones del cuarteto de Liverpool ataviados con chaquetas oscuras y jerseys
de cuello alto, reflejando así la estética del momento.
Primer gran éxito
Antes de comenzar la década de
los ochenta se puede situar la consolidación de lo que conocemos como vídeo
musical, muy relacionado con el nacimiento del movimiento británico llamado «New
Wave» o «Nueva Ola», que transformó el panorama musical de entonces,
representado en gran medida por el estilo punk para evolucionar hacia
tendencias artísticas en la línea más comercial de la música disco. Además la
importancia de la imagen y la promoción artística en los medios de
comunicación, fortaleció la necesidad de crear el videoclip musical.
Aunque se realizaron varios
anteriormente, la mayoría de expertos en la materia coinciden en señalar como
el primer videoclip musical oficial, el de la canción Bohemian rhapsody del grupo inglés Queen, dirigido por Bruce
Gowers en 1975. En él, actúan los miembros de la banda vestidos, primero de
blanco con una estética algo galáctica y después, de negro en la parte de los
coros. A partir del gran éxito internacional logrado por esta producción, las
discográficas comenzaron a utilizar esta herramienta audiovisual hasta nuestros
días.
El
«boom» de los ochenta
Los vídeos musicales producidos
durante los años ochenta destacaron por su colorido, efectos electrónicos y
música pop. Aunque muchos de ellos fueron realizados sobre escenarios simples y
con escasos recursos, desprendían grandes dosis de creatividad artística. En el año 1981, la cadena televisiva MTV,
especializada en la emisión de videos musicales inauguró su programación con el
clip Video killed the radio star del
grupo británico The Buggles,
dirigido por Russell Mulcahy.
La época dorada de este formato
se produjo entre 1982 y 1986, años en los que se lanzaron títulos históricos
como el Take on me del grupo A-HA, en el que personajes de cómic se
mezclaban con la realidad utilizando la técnica de animación de la rotoscopia.
Lo dirigió Steve Barron en 1985.
El
fenómeno Thriller
El videoclip musical más
influyente y popular hasta la fecha es el del tema Thriller, dirigido por John
Landis e interpretado por el desaparecido Michael Jackson. En los 14 minutos de duración, el más largo hasta
el momento de su estreno en 1983, decenas de zombies bailan al compás de la
pegadiza canción que logró ventas millonarias en todo el planeta.
Además de parodiar el cine de
terror con efectos especiales como las más grandes superproducciones de
Hollywood, Thriller fue capaz de difuminar la frontera entre los vídeos
musicales y los cortometrajes y se consolidó como una marca en la realización
de vídeos de «El rey del pop». Desde entonces, cada lanzamiento de un nuevo
disco suyo fue precedido de un corto-vídeo musical de, al menos, veinte minutos
de duración, dirigido por los más prestigiosos realizadores de cine
norteamericanos.
Adaptación a nuevos estilos
Durante los años noventa y la primera
década de los 2000, surgieron nuevos géneros musicales y el videoclip se
afianzó como un arma publicitaria imprescindible. Estilos como el hip-hop, el
funky, el rock alternativo o el pop, obligaron a realizar distintas puestas de
escena para cada tipo de público. El vídeo musical aparece como un modelo de
conducta para muchos jóvenes, que observan a sus ídolos en un contexto general
de velocidad, movimiento, nuevos looks
y modas, llevadas al extremo.
Tuvieron una gran repercusión
mediática vídeos como Around the world
del grupo Daft Punk , dirigido por Michel Gondry en 1997, en el que
momias, esqueletos, robots, nadadoras y personajes freaks se movían a ritmo de house. Al año siguiente, el gran éxito de Britney Spears, Baby, one
more time también fue llevado a las pantallas de televisión en un montaje
dirigido por Nigel Dick en el que la
diva del pop se rodeaba de los típicos estudiantes de instituto norteamericano.
Formas de expresión artística
En la actualidad, los vídeos
musicales han evolucionado hasta convertirse en formas únicas de expresión
artística. Además, los grandes presupuestos destinados a la realización de
estas piezas promocionales, permiten múltiples posibilidades de creación, así
como la contratación de los mejores equipos técnicos. Es el caso de Lady Gaga, que en 2011 se rodeó de los
mejores para grabar su videoclip Born
this way, que dirigió Nick Knight,
que ya había trabajado con otras grandes artistas actuales como la islandesa Björk.
Con una introducción propia de una película de ciencia-ficción, Lady
Gaga, a la que muchos consideran la sucesora de Madonna, mezcla monstruos, esqueletos vestidos de traje y
pinceladas de cuento de hadas para sorprendernos después con una moderna
coreografía en ropa interior acompañada de un gran número de bailarines. Igual
que en sus trabajos anteriores, esta fórmula logró unas ventas millonarias en
los primeros días de su lanzamiento y visitas masivas en Internet, dos síntomas claros del impacto en la
audiencia y la fuerza que han ido cobrando durante todos estos años los vídeos
musicales.
Los más vistos
La plataforma gratuita Youtube
líder en reproducción de vídeos en la red, cuenta entre el ranking de los
videoclips más vistos con el del coreano PSY
y su Gangnam style, con más de 2.700
millones de visitas desde 2012. Lo siguen de cerca artistas como Wiz Khalifa y Charlie Puth con la canción See you again o Justin Bieber con Sorry
entre otros hits millonarios.
Los
más caros
En 1995, Michael Jackson se
gastó 8,1 millones de euros en el videoclip de Scream en el que aparecía junto a su hermana Janet Jackson. Anteriormente, en 1989 «La reina del pop», Madonna
invirtió 7, 1 millones de euros en el vídeo musical de Express yourself, que dirigió el oscarizado David Fincher. En 2002, la misma artista encargó otro de los videoclips
más caros de la historia para la canción Die
another day que fue banda sonora de la película homónima de James Bond. Éste le costó solamente 6
millones de euros.
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Música