Olga María Ramos eleva Madrid a la categoría de cátedra musical

El madrileño Instituto San Isidro acogió el espectáculo La vida chulapa

Carlos Arévalo

Durante dos noches consecutivas y dentro de la programación de los Veranos de la Villa, la popular y elegante intérprete madrileña Olga María Ramos (Madrid, 1947) ofreció sendos recitales bajo el título de La vida chulapa acompañada por la Orquestina Madriz, una magnífica formación de doce músicos que hicieron las delicias del público. El espectáculo tuvo lugar en el claustro del pozo del histórico Instituto San Isidro de Madrid, uno de los más antiguos de la ciudad entre cuyo alumnado figuraron gloriosos nombres de nuestras Letras como Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Larra, Benavente o los hermanos Machado.

Ante un abarrotado auditorio, a pesar del sofocante calor canicular, se presentó nuestra gran artista madrileña, fiel amante del género del cuplé y rigurosa investigadora de su extenso repertorio y de las figuras que lo han cultivado desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, incluida su madre doña Olga Ramos, de la que heredó un estilo único que mantiene como dignísima sucesora. Luciendo sus hermosos y exclusivos mantones, Olga María impartió una clase magistral de madrileñismo y esencia castiza, desgranando con sus interpretaciones, evocadoras estampas sonoras del Madrid de antaño cuyos lejanos ecos resonaron en su impecable voz emocionando al público como ocurre en cada actuación que nos brinda.

A través de inolvidables cuplés, chotis, fox-trots, mazurcas o pasodobles impregnados de fina picaresca y arraigados en el acervo popular como La chica del 17, La mariblanca, Las tardes del Ritz, La Lola, La chula tanguista, Las taquimecas o Cocidito madrileño -una novedad en su repertorio-, realizó un apasionante recorrido por el viejo Madrid y sus personajes y oficios más pintorescos, tristemente desaparecidos. La vestimenta, el lenguaje o la simpatía del chulapo madrileño tomaron su forma definitiva al recordar la figura de su padre, el compositor y poeta Enrique Ramírez de Gamboa conocido popularmente como «El Cipri», al que rindió un sentido homenaje entonando una de sus canciones más emblemáticas: Si te casas en Madrid.

Igual que en Sevilla o en Jerez, el flamenco se entiende como algo inherente a la cultura de estas ciudades españolas, en Madrid debería ocurrir algo similar con nuestros chotis y cuplés, géneros que en su tiempo definieron la identidad más auténtica del pueblo madrileño y que, quizá, debido al legendario carácter acogedor con los forasteros, se fueron diluyendo entre las nuevas modas o los ritmos foráneos que se instalaron en la capital despojando así a los madrileños de su arte original. Mediante su cátedra musical divulgada a través de sus actuaciones, conferencias y libros, Olga María Ramos contribuye a que Madrid recupere su tan olvidada idiosincrasia cultural. Estos dos últimos conciertos han sido buen ejemplo de ello.


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