Plátanos y cacahuetes para alimentar una película eterna

Y...lo que el viento se llevó, una comedia sobre lo que no vieron las cámaras, llega al Pavón

Carlos Arévalo

Clásico entre los clásicos, Lo que el viento se llevó es uno de los títulos indiscutibles de la historia del cine universal pero hasta convertirse en el éxito de público que conocemos, su producción no fue precisamente un camino de rosas. Bajo la dirección y versión de José Troncoso, se ha estrenado en el madrileño Pavón la hilarante comedia, adaptación de la obra original de Ron Hutchinson Moonlight and magnolias titulada Y...Lo que el viento se llevó, protagonizada por Gonzalo de Castro, Pedro Mari Sánchez, José Bustos y Carmen Barrantes.

Basada en hechos reales, la historia nos transporta al Hollywood de finales de los años 30, cuando el productor David O. Selznick (Gonzalo de Castro), se empeñó en llevar a la gran pantalla la aclamada novela de Margaret Mitchell publicada en 1936 Lo que el viento se llevó. Tras un caótico comienzo, tuvo que despedir a gran parte del personal, incluido el director George Cukor y parar el rodaje, conservando únicamente el primer guion que firmó el malogrado Sidney Howard

A partir de ese momento, se replanteó toda la producción, convenciendo al prestigioso guionista Ben Hetch (Pedro Mari Sánchez) y al realizador Víctor Fleming (José Bustos) para que retomaran el trabajo. Ayudado por su siempre atenta secretaria, la Srta. Poppenghul (Carmen Barrantes), Selznick encerró a sus dos nuevos fichajes en su despacho durante una semana y, alimentándolos a base de plátanos y cacahuetes, los obligó a rehacer el guion y el planteamiento de la película, una superproducción en cuyo futuro triunfo, solo creía él.


Aunque el público sabe que Lo que el viento se llevó se estrenó en 1939 en Estados Unidos convirtiéndose en un hito del cine mundial y obteniendo ocho premios Oscar de los trece a los que estaba nominada, no imagina la intrincada tarea que aconteció tras las cámaras antes de dejarse encandilar por el romance entre Escarlata O' Hara y Rhett Butler o lo que es lo mismo, entre Vivien Leigh y Clark Gable. Gracias a esta divertida comedia de enredo, podemos volver hasta aquella época dorada del cine americano, con atildados hombres trajeados y elegantes mujeres de punta en blanco y conocer parte de aquel star system donde, a modo de parodia, los cuatro intérpretes que protagonizan esta función logran llevar a cabo un entrañable homenaje al Séptimo Arte, dotado de altas dosis de humor.


El texto refuerza su eficacia gracias a un fabuloso elenco en el que Gonzalo de Castro despliega sus arrolladores encantos artísticos realizando toda una creación del personaje del ambicioso productor que nunca vaciló en que aquella sería la película norteamericana por excelencia, la que perduraría en el tiempo. Por su parte, Pedro Mari Sánchez, demuestra una vez más su descomunal talento interpretativo, encarnando al escéptico periodista que todo lo cuestiona para, finalmente, bordar un guion sublime. Jose Bustos derrocha en todo momento una magnética comicidad al dar vida al director Fleming, que, sin muchas esperanzas, retoma el complejo rodaje, convirtiéndolo en una obra maestra. Y Carmen Barrantes logra con absoluta destreza representar a la abnegada y espabilada secretaria que atiende las excentricidades de su jefe.


Y...Lo que el viento se llevó tampoco deja de lado la polémica surgida en torno a su posicionamiento sobre la esclavitud, pues siendo una película basada en la guerra de Secesión americana, habría sido imposible tratar con ecuanimidad tan peliagudo asunto, al igual que sería absurdo hoy, pretender cambiar la historia censurando las películas que, bajo un sesgado prisma actual, algunos se empeñan en considerar políticamente incorrectas. Y es que en estos tiempos grises que lamentablemente corren, esta comedia es un ejemplo necesario del teatro de entretenimiento y evasión que tanta falta nos hace para volver a reírnos como antes.




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