El elenco al completo de El pan y la sal sobre el escenario del madrileño Teatro Español. |
Carlos Arévalo
Sobre las tablas del Español y
solamente durante cuatro días en los que se ha registrado un lleno absoluto, se
ha representado un texto de Raúl Quirós
titulado El pan y la sal, basado en
el polémico juicio contra Baltasar
Garzón que tuvo lugar en 2012 y conocido como «el juicio contra la Memoria
Histórica».
El motivo por el cual la asociación Manos Limpias obligó al juez a sentarse en
el banquillo, fue el de investigar los crímenes del franquismo a petición de
numerosos familiares de represaliados que buscaban desesperadamente sus restos
para enterrarlos dignamente.
Con un reparto de auténtico lujo
que difícilmente volverá a producirse en un teatro, se reunieron en escena para
leer y recrear el citado episodio, nombres como Mario Gas en el papel de Garzón, Nuria Espert (sustituida por María
Galiana en una función), Alberto San
Juan, Ginés García Millán, Emilio Gutiérrez Caba, José Sacristán, Gloria Muñoz, Ramón Barea,
Natalia Díaz, Laura Galán y Andrés Lima
encargado además de la dirección del montaje.
Los más de 130.000 desaparecidos durante
y después de la cruenta guerra civil, sitúan a España en el segundo puesto de
la lista después de Camboya. Como único decorado, una sala de juicios con mesas
y público y cientos de fotografías de víctimas a la vista a modo de homenaje. Evitar a toda costa
que se repita el pasado, reparar en la medida de lo posible el dolor de los
familiares afectados y darles voz a los desaparecidos es el objetivo principal
de este texto reivindicativo y necesario para cerrar de una maldita vez el
cajón de aquel tiempo bochornoso.
Es inevitable recordar una
canción compuesta por el panameño Rubén
Blades titulada precisamente Desapariciones
y cuyo estribillo encaja perfectamente con la impotencia y la tristeza de
aquellas personas a las que les robaron un ser querido:
«¿Adónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y en los matorrales
¿Y por qué es que se desaparecen?
Porque no todos somos iguales
¿Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que los trae el pensamiento
¿Cómo se le habla al desaparecido? Con
la emoción apretando por dentro».
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Teatro